Los tiempos cambian. La gente, los medios de comunicación,
los valores y otras tantas cosas también han cambiado. Ahora el acoso escolar
se le llama bullying, es más violento y se comparte en las redes sociales por
medio de fotos y/o videos.
Pero, ¿estamos consientes de lo que es realmente el
bullying? Y sobre todo ¿Cómo llegamos a
este punto de violencia entre nuestros niños?
Lo que estamos viendo actualmente es simplemente el
resultado de un proceso que tomo años en llegar a la situación en la que se
encuentra. Ha sido una evolución alimentada básicamente por la pérdida de
valores, de la falta de atención por
parte de los padres y por el desprestigio que se ha sentado sobre los maestros
a causa de los conflictos entre sus filas sindicales y con el gobierno. Esto nos ha llevado a que lo niños de hoy en
día crezcan con la una falta de respeto ante cualquier figura de autoridad que
se les presente.
De nada sirve buscar culpables, lo importante es buscar
soluciones. Debemos partir del hecho de que todas las acciones que tomemos, las
hacemos con libre albedrío en base a nuestros conocimientos y experiencias.
Si a nuestros niños les inculcamos respeto por la vida, la
importancia del agradecimiento y de la amistad, la tolerancia hacia las cosas
que son diferentes a su entorno entre otras cosas que nos permiten tener una vida social sana, es muy probable que
estos niños tomen decisiones más sanas.
Esto es un trabajo que nos implica a todos, tanto a la
familia, como a las instituciones educativas, a la sociedad en general y el
gobierno, utilizando distintas herramientas.
Una de estas herramientas que nos ofrece un sinfín de
opciones es el arte. El arte tiene la capacidad de sensibilizar y al mismo
tiempo de expresar. Nos permite expresarnos, conocer otros puntos de vista,
hacer críticas constructivas y a digerir las criticas que nos hagan.
La gran ventaja de utilizar el arte contra el bullying, es
que hay una gran variedad de opciones que se pueden adaptar a las aptitudes de
cada niño. Desde el arte clásico como la música, la danza, la escritura, las
cuestiones visuales hasta las nuevas tecnologías,
donde se le podría dar un buen uso a el internet, no solo para
“entretener” de forma insulsa a los
niños.
Muchos de nosotros hemos leído o visto algún reportaje sobre personas que
decidieron hacer algo por la juventud de zonas marginales de algún país,
creando espacios donde les enseñaron a los jóvenes arte. Y han tenido éxito,
han rescatado a muchos de la violencia de las calles, ocupándolos en su tiempo
libre a crear. Entonces pregunto: sí esto ha funcionado ¿por qué no aplicamos
lo mismo en nuestros niños, en nuestro hogar o colonia?
Un ejemplo que se puede mencionar, es el colectivo mexicano
NOMADARTE (www.nomadarte.com), el cual inicio el 07 de junio
del 2013 y tiene la meta de viajar desde México hasta la Patagonia impartiendo
talleres de fotografía y video a niños en comunidades indígenas. Independientemente de los propósitos artísticos
y personales de cada uno de los integrantes, están haciendo algo por nuestra
niñez, dejando atrás comodidades, familia y otras cosas de las cuales nos puede
resultar difícil desprendernos. Apenas van en Panamá y justo acaban de cumplir
un año, el cual resumen magistralmente en este video:
Otro ejemplo de cómo el arte puede ser utilizado para
combatir el bullying, es el trabajo en Nueva
York de estudiantes del Bronx,
los cuales transformaron mesas escolares de almuerzo en obras de arte. En dichas mesas están pegadas,
fotografías trabajadas con pintura donde
se aprecian estudiantes afectados por el bullying así como mensajes que
expresan sus sentimientos hacia este tema. Estas mesas, ahora convertidas en
obras de arte, estarán exhibiéndose en espacios públicos.
Como adultos, tenemos la responsabilidad de hacer algo, es
cuestión de decidirse. Sea deporte o arte, pero marquemos un cambio. Podemos
hacerlo con nuestro propio entorno, con nuestros hijos, sobrinos o vecinos.
Enseñémosles
la magia que guarda un libro y es revelada al leerlo, o como se transportan a
otras vidas cuando actúan o la forma en que sus cuerpos hacen maravillas cuando
bailan; que utilicen las cámaras de sus
celulares para captar la belleza del mundo, no para grabar las humillaciones a
otros. Utilicemos el medio que sea, pero salvemos a nuestros niños, salvemos
sus sonrisas.
Por: Ruth Villela
Twitter: @selhaah
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