jueves, 12 de junio de 2014

Juego de manos o de villanos: cuando el bullying se convierte en algo peor

Algo grave le está pasando a nuestros niños.

No importa cuánto se niegue el asunto en la conciencia colectiva o personal  e incluso se crea que el problema está ajeno a nuestra comunidad, nuestro entorno o nuestra familia.

El bullying no es sólo un fenómeno latente sino en pleno crecimiento que debe preocupar a todo sector de la sociedad ya  sea que se esté viviendo o no, el riesgo es potencial por cada niño en una escuela.

Hoy nos vemos en la necesidad no sólo de trazar la frontera en la que un juego de salón de clases, o una simple antipatía entre pequeños se ve rebasada para convertirse en acoso e intimidación; hoy también nos vemos en la muy preocupante necesidad de reconocer cuando este acoso se convierte en un delito como la violación, asesinato o algo peor.

No es una exageración, mucho menos alarmismo, los casos -aunque se le quieran llamar aislados- han llegado al terreno sexual en el que un niño acosaba a su compañera masturbándose frente a ella (ver nota) y amenazándola con objetos punzocortantes, en otro caso un menor llamado Alejandro murió a consecuencia de los golpes que le propinaban compañeros de escuela (ver nota) y otro pequeño de 9 años que fue violado mediante la inserción de un objeto por tres de sus compañeros de clase (ver nota) por nombrar sólo algunos de los más lamentables y famosos casos.

Ya se ha hablado de la necesidad de resolver el problema del bullying desde la raíz, que es el hogar, la educación que se recibe en casa y el inculcar valores en el seno familiar, hoy el problema es otro y va más allá.

Debemos reconocer cuando una situación, sin importar que se de en un ámbito escolar o entre menores, sobrepasa las fronteras del ahora llamado "acoso escolar" para convertirse en un delito más grave, reconociendo que los niños hoy están pasando esas fronteras, poniendo de manifiesto no sólo la necesidad de resolver el problema en plazos tanto inmediatos como de larga tirada, sino también de legislar al respecto.

Sin embargo, como en muchas otras problemáticas, un problema no se resuelve solamente legislando en torno a él, sino con la correcta procuración de la justicia.

Senadores del PRI, PAN, PRD y PT han presentado ya iniciativas que proponen sanciones de integración social, económicas y penales para los niños, las escuelas, y los padres de los infractores dependiendo de la falta y la edad del menor, lo cual es positivo, pero es apenas una parte de lo que necesitamos como sociedad para salir adelante de una problemática que se agrava con el transcurrir del tiempo.

La TV, la tablet, el internet o la misma calle no deben ser las "nanas" de nuestros pequeños y los no tan pequeños. Esta problemática es un síntoma apenas de una sociedad fragmentada en su más íntimo núcleo, que es la familia, evidencia de la falta de atención y los malos ejemplos de falta de respeto, agresividad y comportamientos fuera de contexto de los que son testigos estos menores.

Es prioritario no sólo la atención, sino un pleno involucramiento de los padres en el día a día de los hijos. No por aprender a caminar y poderse llevar los cubiertos a la boca un niño se convierte en autónomo. Incluso, el desarrollo de la facultad de elegir, no quiere decir que un menor la pueda ejercer con un correcto juicio. Es ahí donde cobra relevancia el rol de los padres, para encausar al menor, a insertarse en la sociedad en un rol activo, positivo y ejemplar dentro de su comunidad.

No podemos de nuevo apuntar con el dedo y acusar al sistema de gobierno, señalando las carencias del sistema educativo, de procuración de justicia y demás motivos adyacentes. Esta problemática es de corte social y nos envuelve a todos, todos tenemos un rol que jugar, y es necesario que lo identifiquemos pronto, no sea que este juego de manos, sea pronto uno de villanos.

Por: Orson Ge
Twitter: @orsonjpg

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