"Al que madruga, Dios lo ayuda", y parece que así piensa también Gustavo Madero, quien el pasado domingo fue reelegido para ocupar la dirigencia del PAN a partir del 1 de Junio nuevamente, ya que ayer apareció de manera pública tomando un leve refrigerio con Jesús Zambrano donde seguramente se tocaron puntos que veremos en la agenda política en corto tiempo.
Con apenas algunas horas desde que aseguró la elección interna del PAN en la bolsa, Madero ya activó uno de los cabildeos más importantes que tendrá para su próximo mandato.
Los mensajes que una imagen en la que se cuelan el jugo de naranja y los endulzantes dietéticos van más allá de un simple desayuno, toda vez que la segunda y tercera fuerza política del país, que tradicionalmente son concebidos como extrema izquierda y derecha respectivamente, enseñan con esta simple imagen que puede haber addendum en la agenda cupular actual de las fuerzas políticas con miras a Los Pinos.
Ambos dirigentes han mostrado apertura con el gobierno en turno para llegar a acuerdos, negociaciones y activar el terreno político para concordar puntos que convengan a sus distintas perspectivas tanto a nivel legislativo como directivo, de ahí que hoy seamos testigos primeramente del histórico "Pacto por México" que hoy languidece ante la salida de las Reformas Estructurales y sus Leyes Secundarias tan esperadas, comentadas e interpretadas.
Aún con todo esto, la reunión pudo haberse dado en cualquier otro lugar, y por otro lugar queremos decir, a puerta cerrada, y la decisión de no hacerlo así también manda un mensaje telegrafiado acerca de la factibilidad de acuerdos futuros ya sea con la participación del Gobierno Federal o sin él, es decir, la capacidad de acuerdos está en todos lados.
No se tardó mucho Madero en mostrar parte del arsenal y verlo del lado de Zambrano nos muestra dos expectativas reales: primeramente que los acuerdos de alto nivel se seguirán dando en la medida que beneficien a todos los involucrados, o por lo menos que cada quién obtenga la rebanada del pastel que desea, y lo segundo es definitivamente que se usarán todos los recursos disponibles, aún contra principios para que la esa rebanada del pastel no se vea disminuida.
El panismo ideológico estricto quedó atrás y el PRD de hoy ya no se instala en la intransigencia, abonando al terreno de la partidocracia que hoy reina en nuestro país, sin embargo, el Ejecutivo no debe confiarse en esta realidad, ya que deberá mantener como hasta hoy, los vínculos sólidamente embonados para mantener la maquinaria peñanietista a nivel de aplanadora, a pesar de los desalentadores resultados a nivel económico, social, educativo y de seguridad que el proyecto actual no ha podido revertir, como lo prometió antes.
El PAN que veremos a la salida de Cecilia Romero del interinato será en definitiva un PAN más alineado, plural y periférico, pero no más plano, se espera del blanquiazul que sea la cúpula quien defina y reparta las responsabilidades, pero que las fracturas que han sido evidentes desde la llegada del calderonismo y que detonaron precisamente en la última elección interna no pueden ni deben mostrarse más.
Gran reto el que tiene Madero por delante, en especial sacudirse esa imagen de "incondicional" de Los Pinos sin perder la capacidad de acuerdo, pero en especial el estigma, del cual no es responsable al cien por ciento, pero que de cualquier manera le tocó estar a la cabeza, de presidir al partido en su peor momento histórico de los últimos 30 años: perder la presidencia y no sólo eso, sino pasar de primera a tercera fuerza electoral en el país.
Lo que es cierto es que al PAN le costó convertirse en gobierno, pero les ha costado más regresar a ser oposición, y el proceso completo lo ha vivido Gustavo Madero, que de no refrendar la confianza depositada en él por la militancia panista, tendrá un régimen nada menos que desastroso.
La primera carta de Madero ya está en la mesa, y en este poker de poderes iremos poco a poco quién tiene los ases bajo la manga.
Orson Ge
Twitter: @orsonjpg
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