Ya el puro hecho de que Miroslav Klose tuviera el tino de romperle el récord a Ronaldo como el máximo romperedes de los mundiales a domicilio con 16 dianas era algo que nadie en Brasil quería, pero tenía presupuestado; el dantesco 7 a 1 contra Alemania en semifinales nadie, nunca. No así.
Es difícil escribir sobre la derrota brasileña, quienes junto con los germanos siempre han sido mis favoritos en cada uno de los 9 mundiales que he podido disfrutar. Sigo sin creerlo. No es fácil, repito, ver las repeticiones de los goles y las miradas de jugadores e hinchas cariocas tratando de entender qué estaba pasando. No lo lograron. No supieron qué los golpeó.
Sólo la magia podría contra la maquinaria, y la magia hace varios años que ya no vive en la verdeamarela. Me incliné por Alemania antes de iniciar el Mundial porque no veía cómo Brasil iba a poder salirse con la suya con un futbol tan miserable y tan en contra de lo que me mostraron Zico, Falcao, Dunga, Romario, Bebeto, Ronaldo y Ronaldinho, entre muchos otros magos del balompié. Este es un Brasil que juega muy feo y hoy perdió ídem. Los de Felipao ayer fueron 11 impostores que no sabían a qué jugaban, y en el pecado de creer que con Neymar ajustaba para levantar el 6º título (aún no entiendo por qué no llevaron a Kaká, a Robinho, vaya hasta a Ronaldinho) llevaron hoy una penitencia de 7 goles.
Alemania no bajó el ritmo con todo y que la semifinal quedó sentenciada en menos de media hora. No podía darse ese lujo. Aminorar el paso sí sería faltarle el respeto al pentacampeón mundial y ambas escuadras lo sabían: el peso específico histórico de esas camisetas no conocen una mejor forma de respetar al contrario que jugando su mejor futbol contra él, incluso cuando el marcador es una pesadilla para el rival.
Brasil debe aprender de esta, la más terrorífica de sus derrotas. El equipo más ganador de la historia recibió una sacudida sin precedentes pero que tiene su moraleja. Brasil se traicionó a sí mismo al ir en contra de su esencia; al olvidar el juego bonito y adoptar un futbol que no va con ellos. Es tiempo de volver a los orígenes. Se lo debe y nos lo debe a todos los que amamos el futbol, por el bien del mismo.
Por: Rodrigo Yescas
Twitter: @chicoasen
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